El PASTORADO
¿HERENCIA O LLAMADO?

No siempre el hombre escogido para el ministerio pastoral ha
mostrado tener una vocación o una inclinación hacia este ministerio, eso se
observa desde el llamado que Dios hizo a Moisés, él era felíz pastoreando las ovejas de su suegro,
no estaba en su mente dirigir a casi un millón de israelitas que necesitaban un
guía que les liberara de la esclavitud
del imperio egipcio y les llevara hacia la tierra prometida; según él, Dios
debía llamar a otro que pudiera hacerlo, y hasta se atrevió a recomendarle a
Dios que fijara sus ojos en Aarón porque él si podía hablar; pero Dios vio en Moisés al hombre ideal para
el ministerio, y por eso lo llamó para que trabajara pastoreando no mas a las
ovejas de Jetro su suegro sino al pueblo de Dios.
Si dirigimos la mirada al apóstol Pablo, nos damos cuenta que él no
tenía ningún interés por ser predicador del evangelio, él se sentía realizado
cuando perseguía a muerte a los cristianos, jamás pensó que sería un apóstol de
Jesucristo, y si el Señor no lo hubiera llamado, Saulo hubiera seguido
empecinado en su mismo proceder, porque vocación para el ministerio de la
predicación y el apostolado nunca se le
vio; hasta que el Señor lo llamó.
También en otros casos, se
ve que algunos hermanos muestran cierta
vocación, o algún interés por el
ministerio pastoral, les gusta salir a visitar y orar por los enfermos,
predican bastante bien, y son muy
activos en la iglesia pero padecen de algunas debilidades de carácter moral, y
si se van al ministerio, poco tiempo duran y dejan un mal testimonio. Pero
cuando los hermanos son llamados o elegidos
por Dios, él mismo pone en ellos esa
vocación o esa pasión por servir al Señor.
Debe entenderse que
es el Señor quien escoge a los hombres o mujeres para darles el don ministerial
según su propia voluntad, luego el
Espíritu Santo es quien determina el lugar donde el siervo apacentará la
iglesia del Señor la cual él ganó con su propia sangre. Hechos 20: 28. La
iglesia no es propiedad del pastor, él solamente es alguien a quien el Señor
escogió para pastorear el rebaño; de
esto debemos estar consientes todos los siervos de Señor.
Lamentablemente, hay algunas personas que ven en el ministerio
pastoral, un modus vivendi, estudian en
los Institutos bíblicos o en la universidad,
para hacerse pastores por que creen que
al graduar ya tendrán una iglesia grande que les de buenos dividendos;
pero cuando observamos la historia de los grandes hombres de Dios, notamos que
ellos tenían el respaldo de Dios aun cuado algunos aprendieron a leer en el
Instituto Bíblico, leían mal las sagradas
escrituras pero al predicar Dios les respaldaba porque Él mismo los había
llamado.
También son dignos de encomio aquellos
siervos de Dios hijos de pastor que a pesar de que sufrieron junto a sus
padres: la extrema pobreza, el desprecio
de algunas personas, y hasta el descuido de sus padres, pues algunos padres
mostraron mas interés en cuidar de la iglesia que de sus propios hijos, y los abandonaron con tal de seguir el pastorado de la iglesia
que después los echó a ellos sin ninguna misericordia; pero cuando Dios llamó a
estos hijos de pastor al ministerio ya sea como pastores, evangelistas,
misioneros o maestros de teología, no fueron rebeldes, y salieron al lugar donde el Espíritu Santo
los quiso poner como ministros de la
grey de Dios; también es necesario que los hijos de pastor, no esperen que el ministerio pastoral comience hasta que su padre ascienda
a la presencia del Señor, porque el ministerio no se recibe como herencia de
papá, sino como un llamado o elección de Dios. Cuando Moisés murió, no dejo como heredero del
ministerio a ninguno de sus hijos sino a Josué hijo de Num, a quien el Señor había elegido, por eso Dios
le dijo a Moisés que pusiera sus manos sobre Josue, y Josué fue lleno del espíritu de
sabiduría, porque Moisés había puesto
sus manos sobre él; y los hijos de Israel le obedecieron, e hicieron como
Jehová le mando a Moisés Deuteronomio 34:9.
Si nuestros hijos son llamados al ministerio pastoral, lo menos que podemos
hacer como padres es orar pidiendo a Dios la bendición sobre ellos,
para que no les falte el respaldo de Dios. Todavía recuerdo cuando el Señor me llamaba,
yo no quería entender, no quería ser
pastor, porque veía como sufrían mis padres, veía los desprecios y la pobreza
que sufrían, y para colmo de males en una semana santa hubo un hermano que se
atrevió a alarme las orejas y castigarme con un lateral de un árbol de café,
porque me vio comiendo unos jocotes de conserva
y era día de ayuno en la iglesia y yo estaba dando mal ejemplo. Me sentía muy enojado al ver al hermano llegar al
culto, creía que los hermanos no eran sinceros con Dios; en ese ambiente me
crié, por eso no quería ser pastor, pero el Señor me llamó y tuve que
aceptar el llamado porque ya me había
elegido para darme el ministerio pastoral. Yo no recibí como herencia paternal
el ministerio, sino como un llamado del Señor, y los cuarenta y cuatro años de
ministerio ininterrumpidos me dan una base para creer que soy llamado por Dios.
Al pasar algunos años, se ve la necesidad de
preparar a las generaciones que nos van a relevar; porque si el Señor tardara
en venir debemos dejar una generación de pastores que conozcan como se trabaja
en la obra del Señor, sobre todo, que tengan pasión por las almas, y que estén
bien definidos doctrinalmente, que respeten el texto sagrado, y vivan lo que
predican. Cumpliendo lo que dice el apóstol pedro: ´´ Cuiden de las ovejas de
Dios que han sido puestas a su cargo; háganlo de buena voluntad, como Dios
quiere, y no por obligación ni ambición al dinero.´´1º Pedro 5: 2. VP. También se hace necesaria la fidelidad en el matrimonio, por que el
Señor dice en su palabra: ´´ Cuiden
pues de su propio espíritu, y no sean infieles; pues yo aborrezco al que se
divorcia de su esposa y se mancha cometiendo esa maldad. ´´ Malaquías 2: 16. VP. Tanbien el apóstol Pablo
le dijo a Timoteo que El obispo debe ser marido de una sola mujer. No ser
recasado, solamente en caso de que su esposa haya muerto. Estos versículos nos
enseñan como deben ser los siervos
que nos relevarán; Pero si usted
es llamado por el Señor, Él mismo le ayudará capacitándolo para que pueda
cumplir con el ministerio para el cual
ha sido llamado. En cuanto a las nuevas generaciones:
hoy
mas que nunca debemos preparar a hombres fieles para la
obra del ministerio, que sean capaces tanbien de preparar a otros, porque si no
preparamos a esta nueva generación de pastores, evangelistas, maestros y
misioneros, corremos el riesgo de que las futuras generaciones de pastores lo
sean no por un llamado de Dios, sino por una profesión mas.
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