sábado, 16 de enero de 2016

LA VIDA DEVOCIONAL DEL PASTOR.

                               CLAVE PARA EL ÉXITO MINISTERIAL.


           La vida del ministro del Señor difiere en mucho con la de las personas cristianas que no tienen un llamado especial en la obra del Señor, la mayoría de ellas están dedicadas a trabajos diversos, ya sean estos de carácter intelectual, o de otra índole, pero el siervo de Dios ha dedicado su vida al servicio espiritual o eclesiástico, por lo tanto su prioridad es la consagración a Dios; y su accionar está relacionado con Dios y la iglesia, y en virtud de esto, el siervo toma con mucho amor, reverencia, y entrega sacrificial:

1-El Estudio y meditación de la palabra inspirada de Dios.
        Al hablar de la vida devocional del siervo del Señor como clave para el éxito ministerial, estamos pensando en la lectura y estudio de las sagradas escrituras, en la entrega de su vida a la contemplación y admiración reverente de la palabra inspirada de Dios, y de embeberse en las profundas aguas de la sagrada voluntad del Señor, plasmada en las páginas del sagrado libro.
       Es un privilegio maravillosamente grande para el ministro del Señor como para todo creyente, el poder deleitarse en la ley de Jehová, y en ella meditar de día y de noche, pero es mas glorioso cuando a través del estudio de la palabra, siente que el Señor está hablando a su propia vida y toca sus sentimientos y emociones, y quebranta todo su ser produciendo lagrimas mescladas con adoración; cuando esto ocurre: El ministro del Señor toma nuevas fuerzas, sus pensamientos se ponen en orden, el logos se convierte en rema en su misma vida, y de su interior corren ríos de agua viva. 
Razón tuvo el Señor al decir: Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí. Juan 5:39. El ministro Dios que toma con devoción escudriñar las Escrituras, disfruta mas de su relación con Dios, y es mayormente vitalizado en su ser interior. Con Justa razón decía el himnólogo: Oh cantádmelas otra vez, bellas palabras de vida; hallo en ellas mi gozo y luz, que bellas palabras de vida.
Es verdad que en ocasiones sentimos que nos cuesta recordar lo que hemos leído pero ello no quita el efecto de la palabra en nuestra vida. Se cuenta del niño que mandaron a traer agua en un canasto, y al ver que nunca regresaba, su mamá fue a ver al río lo que el niño hacía; al ver el niño a su madre le dijo: ¡Mira mamá! toda el agua se sale, su mamá le dice: ¡mira hijo que limpio está el canasto! Cada vez que el canasto fue expuesto al agua, quedó mas limpio; de igual manera, cada vez que seamos expuestos a la lectura, al estudio y a la meditación de la palabra del Señor, sus efectos serán notables.
Debemos leer la palabra de Dios, no solo para preparar sermones, antes de eso, debemos escuchar el sermón del Señor que viene a nuestra vida mientras estudiamos y meditamos en lo que leemos. Lamentablemente muchos predicadores salen a dar el mismo sermón sin haber leído ni el bosquejo porque no han tenido tiempo para su estudio devocional. Ante esta situación cabe recordar que el ministro que se deleita estudiando y meditando en la palabra del Señor: Siempre tendrá vida porque estará bien plantado junto a corrientes de las aguas de Dios. (Ley de Jehová) Será un siervo de Dios con un ministerio que en su tiempo será fructífero. Su vida ministerial no se marchitará. Tendrá éxito en su ministerio. Escuche una vez decir a un hermano pastor, que había renunciado porque su ministerio había terminado en la iglesia, se le habían terminado los sermones y no hallaba que predicar. Para evitar eso: Debemos leer, estudiar, meditar, y profundizar en las aguas de la palabra del Señor. Salmos capítulo uno y versículos dos y tres, nos da la clave del éxito cuando leemos: Sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto en su tiempo; y su hoja no cae; y todo lo que hace prosperará. El ministro del Señor también tiene en su devoción, la oración y el ayuno.

2-Oración y ayuno, parte de la vida devocional del ministro.
      Otro elemento esencial e indispensable en la vida devocional del ministro, es el tiempo que dedica a la oración y al ayuno. En la oración se nota la comunión del hombre con Dios; como siervos de Dios debemos estar bien relacionados con el que nos llamó al ministerio, porque de lo contrario, no hay garantía de éxito en lo que emprendamos.
Hubo ocasión en que visité con otro pastor, la iglesia Sardis, de Las Asambleas de Dios en Soyapango, llegamos como a las ocho de la mañana, el pastor estaba encerrado orando, decidimos esperarlo, se nos llegaron las once de la mañana y el pastor no dejaba de orar, nosotros escuchábamos su voz; llegaron unas hermanas a visitarlo, pero el tampoco salió, las atendió la esposa de él. Nos retiramos de la iglesia y el pastor José Antonio Días siguió orando. Cuando él llegó al Instituto Bíblico Betel, le dijimos que habíamos llegado a su iglesia a visitarle pero que no nos pudo atender, a lo que él respondió con humildad diciendo: perdónenme. Este es uno de los hombres que supieron darle tiempo a la oración y al ayuno.
También tuve el privilegio de celebrar una campaña evangelista con el hermano Pablo Rosales ¡otro hombre de oración y ayuno! Se levantó a las cinco de la mañana a orar, no desayunó ni almorzó, se levantó de la oración hasta la hora de comenzar el culto a las siete de la noche; esto fue por quince días, solo hizo cada día un tiempo de comida a las once de la noche; su mensaje era sencillo pero el poder de Dios se manifestaba, bautizando a los creyentes sin necesidad de tanta terapia pentecostal, mientras él cantaba sus coros alegres, los hermanos danzaban y hablaban en otras lenguas. Sin duda alguna, esto era el efecto del tiempo que le dedicaba a la oración. Encontramos también en las sagradas escrituras, a hombres como el profeta Daniel quien tenía la devoción de arrodillarse tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes. Daniel 6:10. Al hombre que tiene la devoción de orar, Dios nunca lo dejará desamparado. 
En cuanto al ayuno, según la biblia, Moisés y Jesús son los campeones. Pero hay momentos que el ministro de Dios, necesita estar respaldado por el ayuno y la oración para salir victorioso frente a los ataques del maligno. Debemos tomar en serio que ayunar sin orar, solo es aguantar hambre; por tal razón el ayuno debe estar acompañado de la oración. Se puede dar seminarios sobre el ayuno y la oración, y ser muy buenos para enseñar sobre dicho tema, pero a la hora de orar o ayunar es donde se enseña con el ejemplo. Como siervos del Señor, llamados para servir en su obra, haremos bien al establecer tiempo para la lectura diaria de la Santa Biblia, la meditación, también la oración y el ayuno como parte de nuestra devoción. No olvidemos que el Señor también apartó tiempo para orar a solas.
3- Consejería, y predicación.
Los ministros del Señor en su devoción, a veces dejan de comer en su tiempo, por ministrar la vida de los creyentes, escucharles sus problemas, darles algún consejo de la palabra del Señor, animarles a seguir en el evangelio y ayudarles espiritualmente, y reconvenirles al reconcilio cuando es necesario ¡Que feliz se siente el siervo del Señor! Al ver a los creyentes que con lágrimas en sus ojos están reconciliando con el Señor, o cuando al hacer el llamamiento ven pasar al frente a los que reciben al Señor como su Señor y salvador. Esto es muy maravilloso para este predicador, ver que las almas se convierten al Señor. Y en su conciencia sabe que ha hecho todo lo que puede con la ayuda de Dios, por alcanzar a esas almas que iban camino al infierno pero que fueron rescatadas por el poder del evangelio. Esta es la vida devocional de un ministro del Señor: Lee, medita, ora, ayuna, aconseja, y predica con vehemencia la palabra del Señor. Los que esto hacen, han encontrado la clave del el éxito ministerial.

Pastor. Elid Dodanim Magana.

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