viernes, 15 de enero de 2016

LA DESINTEGRACIÓN FAMILIAR


LA DESINTEGRACIÓN FAMILIAR.

Autor Rev. Elid Dodanim Magaña    


La inmigración es una de las causas generadoras de la desintegración de la familia, y la  población evangélica no escapa de dicha problemática sociológica; fenómeno que está presente en los hogares de muchos de nuestros hermanos que tienen que viajar hacia otro país, en la búsqueda de un futuro mejor; al mismo tiempo, dejan vulnerable el sentido de protección de la relación familiar. Si observamos
     El aspecto económico.
 Es verdad que  algunas familias se les ha notado su prosperidad, cuando uno de los padres responsables (papá o mamá) se va buscando tener un buen trabajo para sostener su familia, también algunas iglesias son bendecidas mediante la ayuda que algunos de sus miembros envían,  tampoco se puede negar que  nuestro país recibe un buen porcentaje en su economía nacional de remesas que vienen para la familia; se dice que las remesas familiares recibidas en de 2011, acumularon un monto total de  $1,175.0 millones de dólares, mostrando un aumento de 4.5% en términos anuales, con relación al mismo período del año previo, informó la Gerencia de Estudios y Estadísticas Económicas del Banco Central de Reserva. Fecha 18 de mayo 2011. Al país le trae beneficios económicos dichas cantidades en remesas pero a costo de familias desintegradas a causa de la inmigración.
     El aspecto emocional y sentimental.
Existen  muchos hermanos salvadoreños que con el deseo de superarse económicamente han tenido que separarse de su familia y su país, dejando con lagrimas en sus ojos  a sus padres, esposa,  hijos, y  sus nietos; y poniendo su vida en peligro abandonan su familia, su comunidad y su país, con la ilusión de forjarles un porvenir mejor;  aunque sus objetivos e intenciones aparentan ser buenos, no siempre se adaptan a la realidad; y para colmo de males, y dado el tiempo, las personas van perdiendo el afecto de las emociones positivas, y la relación sentimental se desvanece, después solo cuenta el valor de la remesa, y ya no existe  el mismo sentir hacia el padre, o madre que se fue en la búsqueda de un vivir mejor. Algunas veces proponen irse por un tiempo corto diciendo: me voy solo seis meces, lo mas un año, para trabajar. Otros han dicho iré a trabajar solo para pagar mis deudas, y luego me regresaré,  pero pasa un año, dos años; luego buscan la manera de obtener  su residencia, haciendo que su familia pierda la esperanza de la reintegración; son pocos los que regresan por su propia voluntad, y hay muchos que regresan porque los han deportado; cuando es así, no traen nada para ayudar a su familia, y tampoco encuentran un trabajo que les permita ganar lo que han estado acostumbrados ha recibir por salario, y su cónyuge ya no les muestra el mismo amor.
     El aspecto de protección.
Es lamentable ver como se desintegra la familia, Los hijos no tienen un padre que les vigile para protegerles, o cuando menos aconsejarles, pues el padre depende de lo que le digan por teléfono o por vía Internet, y si los muchachos andan con malas amistades, jamás le dirán a sus padres  lo que andan haciendo; en algunos casos se vuelven rebeldes, y llegan a casa a la hora que ellos quieren, exponen su vida al peligro, aprenden vicios dañinos a  la salud, moral, mental, y  física; se hacen desamorados a la familia, y guardan resentimientos. Aunque hay hijos que se mantienen leales a sus padres, pero estos son los que de alguna manera respetan y aman a Dios.
 Es lamentable que dado el tiempo algunos padres o madres, forman otra relación sentimental, tienen al que manda los dólares para sostener el hogar, y  al que llena el vacío emocional. Y cuando esto sucede uno se pregunta ¿De qué sirve ganar tanto dinero, si se pierde la relación matrimonial, Si los hijos pueden llegar hasta decirle papá al que está llenando el vacío emocional, o en último caso regresar a casa y encontrar a otra persona particular al padre o madre de dicha familias? Pero la situación se hace mas grave cuando alguien es deportado y tiene que dejar a la familia que forma en el extranjero,  hijos ciudadanos americanos, y compañera de hogar nacionalizada de dicho país, tiene que dejar su segunda familia y regresar al seno de la familia primera, surgiendo así un conflicto emocional grave por la otra familia abandonada. ¡Que terrible es la desintegración familiar, causada por la emigración. Se quedan dos familias sin protección. ¿a cuenta de que? Lo mejor sería, si eres recién casado, no trates de emigrar  para tener mejor vida, si para ello tengas que dejar a tu esposa, porque dicha decisión es un fracaso anticipado; los que así han hecho han fracasado porque ante la soledad y la tentación, muchos han sucumbido en el error  dejado su relación matrimonial al abandono; a menos que los que forman el núcleo familiar emigren juntos, cosa no muy fácil.          
     El aspecto bíblico.
Cuando Noé terminó de hacer el arca, Dios le dijo:” Entra tú y toda tu casa en el arca; porque a ti he visto justo delante de mí en esta generación” Génesis 7:1 En el versículo siete dice:” Y por causa de  las aguas del diluvio entró Noé al arca, y con él sus hijos, su mujer, y las mujeres de sus hijos” Se ve con suficiente claridad que Dios no quería desintegrar la familia de Noé. Cuando Dios le pidió a Abraham que saliera de Ur de los caldeos, él no dejó allí a Sarai, sino que la tomó, llevando también a Lot hijo de su hermano. Se ve que Abraham emigró con todo y su familia  Génesis 12:1-5. Cuando los ángeles santos del Señor pidieron a Lot que saliera de Sodoma y Gomorra, Lot no dejó a su mujer en dicho lugar, él hizo el intento de llevarla a un lugar seguro, fue ella la que no atendió el mandato del Señor, al desobedecer a Dios ella se convirtió en estatua de sal, dando así origen a la desintegración familiar, pues Lot se quedó sin esposa y después vinieron los problemas. Génesis 19:12-15.El pueblo evangélico debe hacer todos los esfuerzos posibles para evitar la desintegración de la familia. No debemos  abandonar a la esposa, ni a los hijos ni a los que dependen de nosotros. Debemos ser agentes de integración familiar.  Pidámosle sabiduría al Señor, y busquemos el consejo de nuestros pastores, para que no formemos parte en la lista de las familias desintegradas.
  
Elid Dodanim Magaña. 

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